Estructurar un texto para ser leído por un lector distinto de nosotros requiere de un trabajo de coherencia, de asociación de ideas, de argumentación que es inherente a la escritura. En esas relaciones, ampliaciones y digresiones surgen nuevas ideas, ideas que antes de escribir ni siquiera pensábamos que teníamos. La escritura genera pensamiento. Estoy convencida. Los invito a este nuevo taller: escribir y leer desde una perspectiva casi exclusivamente masculina. El casi es culpa mía.